sábado, 7 de febrero de 2015

La suerte está echada

Estoy indignada, enojada, hasta furiosa. ¿Qué es lo que le pasa al mundo? ¿Bajo qué reglas se mueve? Me cansé de ver el sacrificio, el esfuerzo de los que hacen las cosas bien y no consiguen nada, sólo cada tanto un mínima alegría que agradecen desmesuradamente, ya acostumbrados a los constantes desatinos. La suerte beneficia a los inescrupulosos, a los hipócritas, a los farsantes y desagradecidos. La buena suerte está hecha para los que hacen las cosas muy mal, y van por el mundo con esa impunidad que les da ser unos desgraciados sinvergüenzas, pero con el viento siempre a favor. Y lo vemos desde la infancia, cuando estamos en el colegio. Porque el vago, maleducado que nunca hacía nada, ni respetaba ninguna norma se egresaba el mismo día que el que siempre cumplió sacrificadamente  con todo. Y nuestros papás nos decían: no importa, después la vida no le va a ser fácil. ¡¡Mentira!! Porque a ese mismo chanta lo encontramos tiempo después disfrutando los beneficios de la buena suerte, que nunca lo abandonó. Lo vemos desde ahí, hasta en las esferas más altas, pues el mundo esta dominado por corruptos, estafadores y hasta asesinos. Y a los buenos nada. Conozco gente desinteresada, que va repartiendo amor a manos llenas y como bien decía Almafuerte "caen bajo el peso de sus obras buenas sucios, enfermos, trágicos...¡sobrantes! " Y Discépolo tenia razón, esto es un cambalache. Y nadie hace nada. Por eso es tan difícil seguir en el camino correcto. Uno a veces quisiera torcer la senda y empezar a transitar el camino fácil, porque en el otro las cosas nunca llegan.Entonces hay que respirar hondo y tomar la decisión. Eso vengo haciendo hace años. Y siempre elegí el mismo camino, y así seguí viendo a los que se van impunes sin pagar, y vi los privilegios que se les dan a los aduladores, y vi vencer a los injustos, y vi caer a los justos para levantarse por milésima vez, cada vez más rotos y desesperanzados. Con esto, no me refiero a los beneficios materiales que son los que menos importan. Hablo de las oportunidades, hablo de los favores recibidos, del universo conspirando para que las cosas salgan bien. Hablo de los castigos que deberían tener algunos y nunca llegan. Hablo de toda una secreta secuencia de sucesos que inexplicablemente benefician a quienes menos lo merecen. Y así hay presidentes corruptos, ladrones con poder, asesinos en libertad, mentirosos jamás descubiertos. Hay almas puras que se quedan solas, personas incorruptibles que mueren sin pena ni gloria. Gente de bien que jamás llegará a cumplir un sueño, no por falta de mérito si no por falta de buena suerte. Como decía la gran María Elena este es el reino del revés. Acá el que tiene la sabiduría está siempre bajo el poder del ignorante, porque ya lo sabemos: el que sabe, sabe;y el que no, es jefe. ¿Hasta cuando? Hasta siempre.  Esto no va a cambiar, Discépolo no era un visionario, que podía predecir el futuro. Fue un tipo que entendió temprano las reglas del juego. Y para cada uno de nosotros no  son muchas las opciones: cambiamos de vereda y empezamos a cagarnos en todo y en todos o nos resignamos a una vida sin éxito pero digna, aún sabiendo que toda nuestra buena fe caerá en el olvido y que siempre estaremos solos, y muchas veces tristes.
Quién pone estas reglas no lo sé, tampoco sé qué hacer para cambiarlas. Por eso al igual que Woody Allen, sólo me queda esperar que exista dios, y que tenga una buena excusa.