A mis ojos, al ápice de mis dedos y a la voz en mi garganta.
A mi olfato descarriado, al lomo de mi lengua, y a todas mis palabras.
A mi mente sin ideas, a los fines de semana.
A mi cintura, a mi abdomen, a mi falda.
Al sudor insatisfecho, a mis orgasmos, a la esperanza.
Al silencio sin sentido, al buen tiempo, a la mala cara.
A mis pies cansinos, a mis dientes y a mis uñas largas.
A la curva en mis oídos, a mis pulmones, a mi diafragma,
A esa remera negra, a los tacos y a tu bufanda.
Al poema de Borges, y al perfume para noches planeadas.
A mi saliva, a mi sangre y hasta a las lágrimas
A mis discos, a mis piernas, al rímel de mis pestañas,
A mi ventana, a las paredes, a las plantas.
Al empedrado, a mi perro, a la casa.
A todo, absolutamente a todo, le hacés mucha falta.