Y se besaban vestidos en un azul casi de plata.
Se besaban obscenos, rojo sangre
y esperanza.
Con las manos se besaban, y los ojos y la boca
con las lenguas encendidas, sin palabras
imperiosas.
Respiraban de ese beso anhelantes y callados.
El mundo los ignoraba.
Y alguien los hizo cuadro.
Los amantes no sabrán cuándo el beso haya acabado
El artista sabiamente
Lo ha dejado eternizado.